Claro recuerdo como me marco esta clase de filosofía en la preparatoria cuando el profesor nos dio estas copias me quede intrigada pensando ¿que sería una utopía?, para mí una palabra desconocida, llegando a mi casa hice lo correspondiente a mi rutina, comer,  aventar un rato la mochila, ver la televisión, platicar con la familia, después de ello me fui a mi espacio.

Esta recamara ventilada alejada de ruido con mis posters favoritos y cosas personales que ahora solo quedan en mi memoria, al abrir la mochila recordé aquella lectura y empecé a leerla en voz alta como siempre me ha gustado leer.

La imaginación se conecto con la lectura y es acá donde descubrí la Utopía de Tomas Moro, aquella ventana que ilustraba de forma magnífica una sociedad responsable, donde cada quién sabía sus responsabilidades, la jornadas laborales de seis horas, donde la agricultura era básica en las labores económicas de esta sociedad, la sociedad mágica donde no solo la economía estaba en orden, no había propiedad privada, todo se regía con equidad, las familias convivían más, platicaban, desarrollaban análisis filosóficos en una comida familiar, todos escuchándose, todos caminando para forjar una sociedad perfecta.

Imagine por un momento aquellas personas en un mundo actual, por algún momento sonreí imaginando, como las personas se ayudan las unas a las otras, como caminaban por una calle sin miedo, con aquella tranquilidad que te hace respirar y sentir la más profunda calma, imagine incluso una comunidad donde las charlas eran un escape a la imaginación, donde los adultos compartían sus historias compartiendo experiencia y aprendizaje.

Y de repente volví, regrese y me llene de melancolía, sentir un hueco en mi estomago, al ver las calles sucias, al ver la ambición, que todo lo que importa en este mundo es poder, es dinero, la felicidad se compra con unos cuantos pesos, esta es nuestra realidad.

Pero sé que en algún rincón, en algún amanecer, tú igual que yo se despierta con las ganas de querer ver una sociedad mejor, se que hoy le brindaras un te quiero al desprotegido, se que hoy le darás un abrazo a tu padre, se que hoy levantaras la cara y verás el hermoso paisaje que te rodea, se que hoy se te hará un nudo en la garganta al ver al pobre al desprotegido y tendrás la capacidad para observar, para tender la mano, para ayudar a cruzar al ciego, hoy recordarás lo humano que eres.

Y mañana verás como ese árbol que regaste crecerá y te dará una flor, un fruto, por que las utopías no están solo para obsérvalas como sueños imposibles, están ahí para caminar hacia ellas, como nuestros sueños. 

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