Algún día en algún lugar, en algún momento alguien se dio cuenta que todo lo que lo rodea que no es nada despreciable le estaba jugando una mala racha, le daba todo en una burbujita brillante donde podía caminar de un lado a otro sin ningún otro problema, hasta llego a pensar que en esa zona podría desarrollarse su vida sin ningún problema.

Pero un día, en algún lugar, en algún momento llegó alguien que le recordó aquellas cosquillas en el estomago, llegó ese alguien que le mostro que la vida no es una línea recta, le recordó aquella magia que la vida regala, al principio se creó un shock en ella no podía explicarse este sentimiento de confusión, pero sabía que tenía que aclarar sus pensamientos.

Pensando si romper o no con esa burbujita dorada se la paso días contemplando su alrededor, todo era bello, inmensamente bello, pero había un pequeño detalle  que ella analizaba día a día en su estado de confort, sabía que quedándose ahí no pasaba nada todo estaba con la seguridad cotidiana, pero la magia que le desprendía el exterior era un aleph completo, indescriptible.

 Salir, quedarse, moverse, correr, esas eran las palabras que rodeaban sus pensamientos, lo único seguro es que era incierto.

El jamás de un regreso se hizo presente, contemplando nulos regresos, encerrándose por el miedo y paralizada por la seguridad de lo que le rodeaba, ella decide caminar, arriesgar todo, se permite romper esa burbuja, correr hacia su felicidad.

Este articulo va dirigido a todos aquellos que tiene alas y vuelan a sus montañas que no se detienen a la mitad de sus sueños, aquellos que tienen el coraje de demostrarse que son lo suficientemente dueños de su vida para dirigirla con seguridad y empeño, pero principalmente aquella mujer que desde lejos a todos nosotros nos enseño que nunca es tarde para emprender nuestro camino  hacia la felicidad. 

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