Zacatelco, Tlaxcala en la Independencia de México
Hoy el Baúl de los Recuerdos se abre para imaginar cómo era Zacatelco y el Estado de Tlaxcala en 1810.Por un momento piense en el centro de la población en 1810: No había palacio municipal, tampoco parque, en su lugar estaba el mercado, las casas de alrededor no existían, sí acaso el portal. Desde luego no había mercado municipal, en su lugar había terrenos de labor, el edificio del seguro social no existía.
En cuanto a las calles, es difícil determinar el año en que se fueron abriendo algunos de los caminos en Zacatelco. Se supone entre los caminos más antiguos se encuentra el Camino Real y la Calle Zaragoza y desde luego la calle Independencia. Mientras que el alcalde de Zacatelco era Nicolás Antonio Morales. De lo que si hay seguridad es que ya estaba el templo parroquial de Santa Inés que se concluyó en 1775. Y seguía predominando la barrera del idioma.
En este contexto, después de que el cura Miguel Hidalgo encabezó el levantamiento armado de carácter independentista en septiembre de 1810, el cabildo de Tlaxcala, respaldado por los caciques de los pueblos, ofreció de nueva cuenta su apoyo al gobierno virreinal y pronunció una condena al movimiento insurgente. Las cúpulas del poder local lógicamente consideraron que sus intereses y privilegios estarían en grave peligro si esa rebelión llegaba a derrocar al gobierno que se los había concedido y, en gran parte, mantenido por más de 200 años. También es comprensible tal actitud debido a que Tlaxcala, a diferencia de las otras provincias novohispanas entonces en rebelión, conservaba un gobierno indígena y no había padecido injerencias españolas o criollas en su territorio ni en su ámbito político, económico y social de modo tan intenso como había ocurrido con otras partes del virreinato.
Tlaxcala durante la guerra de Independencia ha sido muy poco investigado, y buena parte de los hechos que ahora se conocen pasaron por el tamiz interpretativo de la historiografía liberal del siglo pasado. Ésta, sin proporcionar pruebas suficientes, insistió en que durante dicha guerra hubo un supuesto descontento generalizado entre todos los pueblos indígenas en contra del gobierno virreinal, aunque se vieron imposibilitados para realizar un levantamiento masivo en favor de la independencia. Podría afirmarse que en esta provincia, como en el resto del país, la población estuvo dividida y participó en ambos bandos de la lucha. El ayuntamiento de la ciudad de Tlaxcala y la mayoría de los miembros de la élite, en la que quedaban incluidos tanto hacendados españoles y criollos como caciques indígenas, debieron estar en favor de las fuerzas realistas, por las razones también antes dichas. Del lado insurgente tal vez participaron aquellos campesinos y pequeños propietarios indios, mestizos y criollos, además de algunos intelectuales, que vieron en esta guerra la oportunidad de liberarse. Aun así, es dudoso que los pueblos de indios como tales hubieran podido manifestarse masivamente en contra del gobierno virreinal y en favor de la insurgencia, pues estaban controlados por sus propios caciques y por el ayuntamiento indio de Tlaxcala, de manera más efectiva que por la guarnición militar española de Puebla.
Algunos tlaxcaltecas se unieron activamente de manera individual a las fuerzas insurgentes. Por ejemplo, Vicente Gómez y Antonio Guerrero, originarios de Ixtacuixtla, encabezaron pequeños grupos guerrilleros en ciertas zonas de Tlaxcala. Francisco Osorno en la sierra norte de Puebla y en los Llanos de Apan. Sin embargo, ninguna batalla decisiva se llevó a cabo dentro del territorio de Tlaxcala durante todo el periodo bélico.
Uno de los personajes representativos fue el doctor José Miguel Guridi y Alcocer, sacerdote y escritor nacido en San Felipe Ixtacuixtla, y a quien, como a los demás diputados asistentes a dichas Cortes, le tocó participar en la elaboración de la Constitución de Cádiz. Como sucedió en otras partes del país, esta carta magna, de tipo liberal, fue jurada en 1812 en la plaza central de Tlaxcala, razón por la cual desde entonces se le llama “Plaza de la Constitución”.
Como la nueva ley fundamental establecía diputaciones provinciales. El nombramiento de diputado volvió a recaer en el doctor Guridi y Alcocer, quien años más tarde presidiría el Congreso constituyente que promulgó en 1824 la primera Constitución federal del México independiente.
Para esa misma fecha, en México, los insurgentes encabezados por José María Morelos emitieron en Apatzingán un decreto constitucional que proclamaba la independencia de nuestro país y asentaba las normas de su organización jurídica. Entre los miembros de aquel Congreso constituyente estuvo el doctor José Manuel de Herrera, sacerdote y periodista oriundo de Huamantla y activo participante del movimiento independentista desde 1811; más tarde, durante el imperio de Agustín de Iturbide, sería ministro del Exterior y le tocaría establecer las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.
Tlaxcala se vio incorporada a la etapa final de la lucha por la independencia de México cuando las fuerzas realistas fueron expulsadas del territorio tlaxcalteca y las tropas insurgentes comandadas por Nicolás Bravo entraron a su ciudad capital en abril de 1821. A partir de entonces Tlaxcala quedó liberada de sus vínculos con la Corona hispana.