La semana santa en los70’s, 80’s y 90’s en Zacatelco

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Hoy el Baúl de los Recuerdos abre para recordar cómo se celebraba la Semana Santa en Zacatelco en los años 70, 80, 90.  Así que, de inmediato nos remontamos a los días de nuestra niñez y claro, lo más bonito era que en estos días también llegaban las vacaciones, pero a cambio había que ayudar en la casa en las labores cotidianas tales como: acompañar a papá al campo, llevar a pastar a los animales, limpiar los macheros, sacar agua del pozo, ayudar a mamá en las labores del hogar, barrer el patio y los cuartos, lavar los trastes, en fin.

Así llegaba la Semana Santa, el Domingo de Ramos se asistía a misa en familia, posteriormente nuestros papás se dirigían a la fiscalía a comprar la palma, teniendo cuidado que estuviera bendita, llegaban a la casa y la colocaban detrás de la puerta con la intención de protegernos del mal y ahí se quedaba, si era posible todo el año.

El martes y miércoles eran días normales con actividades cotidianas, había que ir al mercado a comprar el recaudo y el pescado tenzo, el polvo para hacer la torta de haba, los ayocotes para guisarlos, los chipotles rellenos para comer el viernes santo y claro, habría que ayudar a cargar las bolsas del mandado. El día jueves habría que hacer de comer, limpiar la casa, bañarse, porque el viernes estaba prohibido encender, así que no se encendía la estufa ni el brasero, no nos podíamos bañar –si es que había baño-, mucho menos escuchar música, ver televisión o hacer ruido, no se decían groserías, ni se peleaba entre hermanos. En el ambiente reinaba casi absoluto silencio, que muy de vez en cuando era interrumpido por el motor de un camión, el grito de un vendedor ambulante o el paso de una carreta y sus ocupantes arreando a los animales, mientras que a lo lejos se escuchaba el sonido de la matraca, que anunciaba los oficios que se realizarían en el templo, extrañaba el tañir de las campanas.

El jueves por la tarde había que asistir al templo, el escenario era conmovedor, todas las imágenes eran cubiertas con lienzos de color morado. Mientras que las personas hacían lecturas y entonaban cantos. En familia se asistía al “Lavatorio de pies” y luego con enorme curiosidad, cierto temor y gran tristeza veíamos a Jesús encarcelado, desde luego, se sentía gran coraje en contra de los que lo crucificaron, aunque en la inocencia se sabía poco de ellos.

Muchas veces los oficios se prolongaban por un buen tiempo, así que nos aburríamos y a veces hasta nos quedábamos dormidos. En ese momento hacia su aparición mamá con su método infalible, un buen pellizco o un codazo nos regresaba a nuestra realidad.  Finalmente se realiza la visita de las siete casas, que no sabíamos su significado, pero habría que caminar, era un ir y venir que parecía no terminar nunca. Años después aprendí que la visita de las siete casas representa el siguiente recorrido: 1.-De la última cena al “Huerto de los Olivos”; 2.- Del huerto a lacasas de Anás; 3.-De la casa de Anás a lascasa de Caifás; 4.-El camino al pretorio de Poncio Pilatos; 5.-El camino a la casa del Rey Herodes; 6.-Cuando es llevado por segunda vez ante Poncio Pilatos; 7.-El recorrido hacía el Calvario con la Cruz a cuestas.

El Viernes Santo habría que levantarse temprano y hacer ayuno obligatorio -lo bueno de ese día era que normalmente se estrenaba alguna prenda y se andaba con zapatos- preparase para asistir a los oficios en el templo que daban inicio a eso de las once de la mañana con la procesión del “Viacrucis” donde llevaban a las imágenes de la Virgen de los Dolores, San Juan, Jesús Nazareno, cargando la Cruz en su camino al Monte Calvario. Posteriormente, se escuchaba el sermón de las “Siete Palabras” y por la tarde se asistía al “Pésame”. Desde luego, al término de la celebración salíamos al parque, donde podíamos degustar un pan de San Juan con helado, chalupas, molotes, fruta, cacao y claro no podía faltar la tradicional matraca.

El sábado de gloria no era raro ver a la gente con sus cubetas llenas de agua esperando a otras para bañarlas. Mientras otros asistían a la procesión del Santo Entierro recorriendo gran parte de la comunidad y por la noche a la misa de gloria o de resurrección, donde se recibía la Luz de Cristo. El Domingo de Pascua se celebraba la resurrección asistiendo a misa.

El Domingo de Pascua no siempre se conmemora en la misma fecha. El Primer Concilio de Nicea (año 325) estableció la fecha de la Pascua como el primer domingo después de la luna llena, tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Por tanto, la fecha varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Si bien, durante el Renacimiento se crearon tablas para calcular la Pascua, hoy en día la fórmula más utilizada para realizar este cálculo es la desarrollada por el matemático y científico Johann Carl Friedrich Gauss.

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