La falsedad de las noticias en la política

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En nuestro entorno social, estamos envueltos de medias verdades y medias mentiras, nada es tan seguro como la muerte ni tan falso como la vida; y de ese tipo de noticias prácticamente nadie se salva, ya sea uno como espectador o como protagonista de la misma.

En un mundo bombardeado de un sin fin de noticias, prácticamente es complicado distinguir de aquellas que son ciertas de las que son falsas, y ante tales circunstancias del desconocimiento verdadero, es como muchos se aprovechan de ellas, para crear una realidad donde no lo es o una fantasía sobre la realidad.

Hoy con el uso del Internet y sobre todo de las redes sociales, que son el conducto para que diversas notas falsas o verdaderas, puedan llegar hasta el último rincón del planeta, han sido aprovechadas para denotar cualquier tipo de información, sobre todo si de política hablamos.

Ya entonados en cuestiones de la política, cabe resaltar que este tipo de información no es reciente o que haya suscitado con la aparición del internet, pues en nuestro país y prácticamente en todo el planeta, siempre han existido las noticias falsas en la política, conocidas popularmente como la “información oficial”.

Este tipo de información oficial que se ha dado prácticamente desde la época prehispánica hasta en nuestros días, no es más que una forma burda de hacer creer a la sociedad que, los hechos son como los ven las personalidades de la política y no como todo el mundo lo está observando y a pesar de que no es así, como se trata de una información que se dice ser oficial, todos llegan a creer lo que se dice.

Para ejemplificar lo que mencionó, basta señalar diversa información que la mayoría en su momento creyó cierta cuando en realidad no lo fue o viceversa, falsa, cuando si lo fue; no yéndome muy a tras de nuestra historia, siempre se satanizo el gobierno de Porfirio Díaz y se santifico el gobierno de Benito Juárez, cuándo en la realidad el primero de ellos, Díaz, trajo consigo grandes y cambios inversiones a nuestro país, el segundo, Juárez, se le pudo haber considerado un traidor a la patria por querer vender nuestro territorio al extranjero, por las deudas que contrajo su gobierno.

Otros datos más actuales, recordaran aquella información que se dio un 3 de octubre de 1968, un día hermoso y soleado, se informaba en casi todos los medios de comunicación en el resto del país y mundo; cuando en realidad había suscitado la matanza más grande la historia en aquel momento en contra de civiles, y a pesar de que después se supo la verdad de lo acontecido un día hasta, hasta nuestros no se ha sabe la verdad de los hechos.

Y qué decir del día que se “cayó el sistema”, cuando el ingeniero Cárdenas ganó la presidencia de la república, y se la arrebató el grupo político del poder en ese entonces; o la gran pérdida de la familia Colosio, cuando se dijo que había sido obra de una persona, cuando en posiblemente pudo haber sido una conspiración del gobierno y peor de su propio partido.

Así podemos seguir diciendo un sin fin de noticias falsas que se han creado en la política, como cuando Felipe Calderón fue el legítimo ganador de las elecciones o cuando el único peligro eminente para México y los mexicanos es Andrés Manuel; o de aquella gran conferencia que tuvo el hoy presidente de todos ustedes, Peña Nieto, en la Universidad Iberoamericana. 

O si ya olvido aquella información, seguro recordara las anécdotas recientes, como la compra de la “Casa Blanca” que fue producto del esfuerzo del gran trabajo que desempeño, la primera dama de este país, o que decir del nuevo PRI, donde sus alfiles resultaron peores que sus antecesores. 

Ante todo, quien tiene la culpa de llenarnos de información falsa, pues los propios personajes de nuestra política, al creer que nuestra sociedad es fácil de manipular por nuestra ignorancia, y a la falta de capacidad y honestidad de ellos mismo. Que podemos hacer ante ello, cuestionar todo lo que nos informen, y por nuestra parte leer más y de ser posible investigar, porque para saber lo que realmente pasa, tenemos que vivirlo por nosotros. 

 

 

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