La discriminación en los políticos

0

En días pasados, una de nuestras máximas tribunas del país (cámara de diputados) se vio envuelta en una altercada discusión entre sus miembros, como es de costumbre que susciten tales hechos, pero a diferencia de esa disputa entre que hemos visto, desató una ola de escándalos por las agresiones verbales que expresaron diversas legisladoras.

Tratándose de las diputadas priistas, Arlet Mólgora Glover de Quintana Roo, integrante de la Comisión de Alerta de Género; Sara Latife Ruiz Chávez, legisladora por Quintana Roo, es integrante de la comisión de Derechos Humanos; Rocío Montoya Díaz, del Estado de México que forma parte de la comisión de Salud; Jasmine Bugarín Rodríguez por Nayarit pertenece a las de Juventud y Fomento de los programas sociales para los adultos mayores; Xitlalic Ceja, diputada poblana que integra la Comisión contra la Trata de Personas y la de la Salud, e Imelda Félix Niebla, legisladora por Sinaloa.

Quienes abuchearon y gritaron en coro hacia el Diputado Ariel Juárez, palabras como “¡Quiere llorar!, “fuera” y “eeh puto”. Tal hecho suscito porque el diputado de Morena, quien, desde la tribuna, llamó corrupto a César Camacho Quiroz, coordinador del grupo parlamentario del PRI, durante la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación 2018.

Para muchos quizá, tal altercado les parezca indiferente, exagerado e incluso adecuado, pero desde una perspectiva más sensata si fueron palabras que no debieron haberse expresado, por dos razones, por una parte, por la connotación que derivan dichos vocablos, y por otra, por quienes fueron expresadas. 

Posiblemente, tanto usted, apreciable lector, como yo; hemos escuchado o mencionado un sin fin de palabras anti sonantes igual o peores, pero a diferencia de las diputadas que las dijeron, nosotros nos representamos los intereses de la ciudadanía, no somos el ejemplo en el que debería conducirse la sociedad y tal vez no defendemos los derechos de las minorías.

Y es que además de esas diferencias, recordemos que vivimos en un país donde el 55% de la población ha realizado algún acto discriminatorio o racial en contra de otro mexicano o peor, el 47% de nuestra población se siente por si sola discriminada ya sea por su tono de piel, edad, sexo, religión, etnia, etc., de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Por tanto, si es de llamar la atención las expresiones realizadas por nuestras legisladoras, pues además de ser la figura institucional de quienes promueven y defienden los derechos de los ciudadanos en contra de cualquier acto discriminatorio, son quienes debe poner el ejemplo y ser pioneras para erradicar ese mal social. 

Pero desafortunadamente, ese hecho pasara a la historia y las cosas seguirán como los han sido, por la simple razón de que nuestros legisladores son el vil reflejo de nuestra sociedad, y si nuestra sociedad no cambia, menos lo harán nuestros gobernantes.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *