“Gobierno de cuates” el de Zacatelco
Se conoce como nepotismo a la predilección exagerada que algunos funcionarios en actividad que ocupan cargos públicos poseen respecto a su familia, allegados y amigos a la hora de realizar concesiones o contratar empleados estatales. En estos casos, el individuo que accede a un empleo público logra el objetivo por su cercanía y lealtad al gobernante o funcionario en cuestión, y no por mérito propio o capacidad.
Esta es la definición de una de las características de nuestros gobiernos municipales, estatales y federales y a todas luces la de nuestro maravilloso Zacatelco.
Amigos del hermano del presidente municipal, a quien todos o la mayoría conocen como Toño Román, familiares de Héctor Moreno e incluso él mismo que actualmente ocupa el cargo de subdirector de Gobernación ( y a quien no es tan difícil verlo en estado etílico en plena calle) el Secretario de Gobernación Rubén Domínguez y otros más, forman parte de la lista de “influyentes” que a través de una llamada al secretario del ayuntamiento o a nuestro presidente logran que el director de Seguridad Pública René Hernández, los deje en libertad tras haber cometido alguna falta.
Faltas que van desde administrativas, hasta delitos por manejar en estado de ebriedad, portación de armas y amenazas a los elementos de seguridad sólo por ser quienes son. Faltas que a cualquier ciudadano común, como usted o como yo, nos costaría pasar en los separos mínimo 36 horas como detenidos, pagar una fianza al ayuntamiento (dinero que buena falta le hace al municipio) o la cárcel.
Pero como bien lo dice la politóloga Denise Dresser, somos víctimas de un gobierno “de cuates”, compadrazgos donde uno y otro se van encubriendo para que todo eso no se dé a conocer, pero imagínese usted, si eso pasa con nuestras autoridades, si ellos son quienes nos gobiernan, ¿qué se puede esperar de poder contar con una autoridad justa que realmente se dedique a hacer su trabajo en lugar de hacerle de tapaderas?.
Bien recuerdo que en una entrevista, hace días, el director de seguridad, René Hernández, hizo alarde de que en su cargo no se prestaría a los favoritismos o influencias de algún funcionario, sin importar quien fuese, incluso dijo que castigaría a cualquiera de sus elementos por ser corrupto. Qué contradicción, ¿no cree?
Apenas el fin de semana pasado, el secretario del ayuntamiento Juan Felipe Rodríguez Sánchez, tuvo que comunicarse con el director de seguridad para dejar libre a quien dijo llamarse Omar Moreno, esta persona se encontraba en estado de ebriedad y fue remitido a la comandancia después de un llamado por un familiar para que en su estado no golpeara a sus hijas pequeñas, al llegar la policía, esta persona quien se dio el lujo de orinar en vía pública y arrojarles una botella a los elementos de seguridad, fue detenido, pero gracias a la llamada del secretario quedo libre.
Si ese es el ejemplo o las instrucciones que se les da a los elementos de la policía, ¿cómo podemos esperar que ellos cumplan con su trabajo? ¿Cómo podemos avalar su trabajo con un examen de confianza, si en el actuar son obligados a dejar libre a los influyentes del municipio?
No me sorprendería que los policías del municipio tengan que permanecer callados ante tal situación por temor a ser despedidos, y más ahora que se ha anunciado otro recorte de personal a pesar de la inseguridad que se vive hoy en esta zona.
Zacatelco necesita una limpieza pero de raíz, y creo que realizarla en el área de seguridad y en el ayuntamiento mismo, podría ser un buen comienzo.