El INAH otorga Medalla al Mérito Fotográfico a Arturo Fuentes
El sobresaliente fotógrafo Arturo Fuentes El Chato (1953) será premiado con la Medalla al Mérito Fotográfico, que otorga el Sistema Nacional de Fototecas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el 27 de agosto en Pachuca, Hidalgo.
Debido a su obra que refleja una propuesta vanguardista y personal que retoma los procesos antiguos, El Chato fue seleccionado para recibir la distinción artística, junto a sus colegas Alicia Ahumada (1956) y Elsa Medina (1952).
El INAH informó que el comité seleccionador estuvo compuesto por Rebeca Monroy y Ernesto Peñaloza, investigadores y críticos de la imagen, y por el fotógrafo Rubén Pax.
Entrevistado por el INAH, Arturo Fuentes dijo que su apodo El Chato viene desde tiempo antes de dedicarse a la fotografía y lo adjudicó a su nariz, que recuerda la de un perro chucho.
Con este animal, consideró, comparte tres cualidades: curiosidad, atracción por el camino y una visión periférica mejor que la de una persona promedio.
El Chato manifestó que Josef Koudelka (1938) fotógrafo de origen checo nacionalizado francés, es uno de sus gurús y de él aprendió que “todos miramos a nuestro alrededor, pero no todos vemos”.
Sobre esto, destacó que uno de sus grandes logros fue tener la oportunidad de que Koudelka visitara su estudio, viera su trabajo e incluso lo regañara.
También del fotógrafo europeo tomó uno de sus aprendizajes de vida más entrañables, “la lección más importante que me ha dado la fotografía es que el negativo se hace positivo”.
Fuentes explicó que esa frase es aplicable a su vida, ya que dejó una posible carrera como investigador, un trabajo en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la relativa seguridad que podría haberle dado ser fotógrafo de un periódico.
Sin embargo, su pasión por la lente lo llevó por un sendero nómada y descubrió “que la fotografía no es nada más 35 milímetros, revelar e imprimir: hay un camino grande por conocer”.
Fuentes ha sido un autodidacta riguroso, ya que experimentó “echando a perder rollos de sus compañeros” y siguió adelante forzado por la exigencia de ellos.
Sus fotos de migrantes en la frontera México-Estados Unidos, de cholos y chavos banda, del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de manifestaciones de trabajadores y globalifóbicos. Reportero gráfico de La Jornada, sus imágenes llegaron también a las páginas de medios internacionales como Reuters, AP, The New York Times y El País, entre otros.
Con su colección de 12 cámaras panorámicas del siglo XIX de un solo tiro, ha aprendido que “la maestría requiere paciencia” y estos tesoros le recuerdan que inmersos en la vorágine de la era digital, son una rara avis de la tecnología fotográfica.
Arturo Fuentes es un maestro que mantiene la humildad y la disposición del buen alumno, ya que ha seguido el ejemplo de grandes como Byron Brauchli (1960), John Goodman (1952) y Sandy King (1952).
Ahora, Fuentes también es profesor, paradójicamente, de fotografía digital, en la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) Oriente, ubicado en esta capital.
Ahí trata de guiar a personas de todo tipo que tienen ese “gusano” por hacer “fotos con intención”, su intervención tiene el sentido de encaminar, “para que se ahorren los tropiezos que uno ha tenido”.
Los resultados han sido tan buenos, que El Chato tuvo la oportunidad de montar el trabajo de 25 alumnos suyos en la exposición Miradas fotográficas, la cual se encuentra en el Centro Cultural de España en México y finalizará su exhibición el 11 de octubre.
Arturo Fuentes todavía no sabe cómo explicarse la llegada de la foto a su vida, ya que lo recuerda como un suceso muy espontáneo y fuerte que lo llenó interiormente.
Finalmente el artista de la lente recordó que gracias a la foto se fueron perdiendo los miedos y se encontró con el placer y la risa, ya que se considera afortunado de ganarse la vida haciendo lo que más le gusta.
