Día del libro: Leer filosofía
El 23 de abril se celebra el día mundial del libro y del derecho de autor. La Conferencia General de la UNESCO, celebrada en París en 1995, decidió rendir un homenaje universal a los libros y autores en esta fecha, alentando a todos, y en particular a los jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y a valorar las irremplazables contribuciones de aquellos quienes han impulsado el progreso social y cultural de la humanidad. Respecto a este tema, la UNESCO creó el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, así como el Premio UNESCO de Literatura Infantil y Juvenil Pro de la Tolerancia.
En el marco de ésta noble celebración me permito invitar a leer, a leer libros de filosofía. Los libros de filosofía invitan a pensar y a reflexionar problemas de diversos tipos, invitan a mirar la realidad desde diversas perspectivas, nos acercan a razonar y a descubrir esa capacidad natural de asombro y curiosidad por saber.
Hay libros de Filosofía que son muy accesibles y que son un buen pretexto para filosofar o para iniciarse en la cultura filosófica: Un clásico como los Diálogos de Platón (sobre todo el diálogo del Banquete, un diálogo que discurre sobre el amor), El mundo de Sofía del escritor noruego Jostein Gaarder (ésta novela fue llevada al cine en 1999 con el mismo título), Eduardo del Rio (Rius) tiene varios libros sobre filosofía y uno de ellos es filosofía para principiantes, existe una colección infantil del Francés Oscar Brenifier: súper preguntas (el autor invita a filosofar a los niños con preguntas como qué es la felicidad, qué es la libertad, los sentimientos…), Más Platón y menos Prozac del pensador Canadiense Lou Marinoff en el que explica con enorme acierto y sencillez la recuperación actual de la filosofía para la vida cotidiana. Éstas son apenas algunas obras recomendadas para iniciar.
Recomendaré dos libros más: el primero es una novela – de la que hablaré en otra ocasión – basada en un gran filósofo: Giordano Bruno, forastero en el universo de Laura Vit (mexicana egresada de la UNAM); el segundo es un libro que una de mis alumnas (Naomi Morales, madrina de libros a su corta edad) del curso de lógica me regaló el año pasado: Confesiones de un filósofo: respuestas a Andre Comte-Sponville del pensador francés Marcel Conche. Éste último libro que mencionó me hizo regresar a mis hábitos de lectura que habían venido decayendo, recordé mientras leía que uno de mis maestros de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Tlaxcala siempre nos estimuló a pensar por nosotros mismos, a reflexionar desde la interioridad; leer y reconocer que cada uno de los “temas” (que más bien son aspectos de nuestra vida) es una cuestión personal y que así como Montaigne lo sugiriera, filosofar es un ensayo de nuestras ideas.
El libro muestra que la filosofía no solo es una disciplina académica, sino que vivir es filosofar, temas como como el amor, la felicidad mágica del amante o la actitud ante la muerte, el humanismo, Montaigne, la libertad, la clonación… En alguno de los capítulos pregunta Sponville a Marcel Conche: ¿qué consejos daría usted a un joven de hoy que empieza a estudiar filosofía? No hay consejo, la experiencia dicta lo siguiente: Cada uno debe construir su camino.
PD. Querido lector, lea, lea filosofía, algo puede cambiar en su vida. ¡Salud!