Al menos dos muertos y daños materiales tras el paso del huracán John por Oaxaca y Guerrero

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Pueblos incomunicados y sin electricidad, clases suspendidas, carreteras bloqueadas, árboles y postes de luz derribados o techos de lámina arrancados componen la fotografía que ha dejado el temporal en el pacífico mexicano.
El paso de John por Guerrero y Oaxaca, que tocó tierra como huracán de categoría 3 a las 21.20 de la noche del lunes y se degradó a tormenta tropical a las 03.15 de la madrugada del martes, ha dejado al menos dos fallecidos y múltiples daños materiales en decenas de municipios a lo largo de la costa del pacífico mexicano, según la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado. Un deslave de tierra contra una vivienda en Tlacoachistlahuaca, en el mismo Estado, es por el momento el único incidente del temporal en el que se han registrado muertos, una mujer y un niño, de acuerdo con la prensa local. Salgado ha informado en la Mañanera, la conferencia diaria de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador, que ya hay 18.718 efectivos militares y civiles desplegados sobre el terreno, 170 refugios “listos y equipados para recibir a las familias” en la región de Costa Chica, así como “todo lo necesario para poder abrir los caminos y carreteras” que hayan quedado bloqueadas por John.

La región más golpeada es la Costa Chica de Guerrero, donde varios municipios han amanecido incomunicados ante el corte de las líneas telefónicas y sin suministro eléctrico. La fotografía que ha pintado la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, es la de un Estado con “incremento de niveles de agua”, carreteras colapsadas, árboles derribados, aludes, techos de lámina que han volado con los fuertes vientos de hasta 240 kilómetros por hora que se registraron durante la noche y otros daños relacionados. En todo el Estado se han suspendido las clases.

En Oaxaca, el huracán derribó árboles sobre la carretera de Santiago de Jamiltepec, excavó un socavón en San Pedro Pochutla, provocó deslaves en la carretera que une Pinotepa Nacional y Salina Cruz, así como en la que conecta Oaxaca y Puerto Ángel. No hay energía eléctrica en dos comunidades, El Tamal y Motillas, de Santiago Pinotepa Nacional, y los aeropuertos de Huatulco y Puerto Escondido se encuentran cerrados hasta nuevo aviso. Así lo ha informado Velázquez, que ha comparecido por videollamada en la Mañanera junto a Salgado desde una base naval en Acapulco, el centro desde el que se coordinarán las operaciones de rescate y limpieza.
El Gobierno asegura haber desplegado sobre el terreno de ambos Estados 18.718 efectivos entre militares del Ejército, la Guardia Nacional y la Marina, que han activado sus planes de emergencia, personal de Protección Civil, la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y equipos del Gobierno de Guerrero. También cuatro helicópteros y 2.181 vehículos que se afanan en limpiar las carreteras, restablecer la luz y ponerse en contacto con las regiones incomunicadas. Las autoridades ofrecerán comida calienta a las cocinas comunitarias instaladas en ambos Estados y la Secretaría de Salud ha reforzado el suministro de medicamentos para evitar el desabasto que reinó en huracanes anteriores, como Otis, que devastó Acapulco y sus alrededores en octubre de 2023, hace casi un año.

“Solo pensé: vívelo y sobrevívelo”
Anne Soto ve desde la ventana de su casa Punta Cometa, un cerro famoso por sus atardeceres sobre Mazunte, uno de los principales pueblos turísticos de la costa oaxaqueña. Soto es una médica de 29 años de Ciudad de México, pero trabaja remotamente. La ruta de John pasaba sobre su residencia, pero el huracán acabó tocando el pueblo de refilón. “Lo que más me inquietó fue ver la dirección de las olas”, cuenta Soto desde lo alto de playa Mermejita. “Por lo general se mueven de izquierda a derecha viendo la playa de frente. La tarde de ayer iban de derecha a izquierda”.
Soto se había preparado para la llegada del huracán con alimentos como frutos secos, semillas y hojas, linternas, pilas extras. También desconectó sus aparatos electrodomésticos. “Pero, durante la noche, nada me despertó”. Bajar a Mazunte no le interesaba. “Yo tengo paneles solares y todo estaba cargado. En la civilización, las personas dependen de la luz de los cables”. Soto tiene una gata, Catalina, y prefería tenerla resguardada con lo que para ella era una decisión más segura que descender de lo alto de la montaña. “Solo pensé: vívelo y sobrevívelo”.

Antes de huracán, John nació el sábado a las 12.00 como una zona de baja presión frente a las costas oaxaqueñas. El domingo ya había evolucionado a Depresión Tropical “Diez-E”, 265 kilómetros al sur-suroeste de Lagunas de Chacahua, Oaxaca, a pocas horas de la casa de Soto, y 240 kilómetros al sur de Punta Maldonado, Guerrero. Para la medianoche los expertos ya lo llamaban tormenta tropical y se acercaba cada vez más a tierra. Fue ahí cuando recibió el nombre de John.
El lunes al mediodía la tormenta tropical evolucionó a huracán de categoría 1. A lo largo de la jornada, John se fortaleció hasta intensificarse a huracán de categoría 3. Así fue como impactó contra las costas del pacífico mexicano a las 21.20. A medida que avanzaba sobre México perdía potencia y para las 03.15 del martes se había degradado de nuevo a una tormenta tropical que sobrevuela en estos momentos Guerrero tierra adentro. A las 6.00, su epicentro estaba 70 kilómetros al este-noreste de Técpan de Galeana, y a 100 km al nor-noroeste de Acapulco, con rachas de viento de 100 kilómetros por hora. Sigue avanzando hacia el noroeste del Estado.
Lo peor ya ha pasado y a lo largo del día el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) estima “lluvias puntuales extraordinarias (mayores a 250 milímetros) en Guerrero y Oaxaca; torrenciales (de 150 a 250 milímetros) en Chiapas [que también ha preparado 100 albergues] y Veracruz, intensas (de 75 a 150 milímetros) en Michoacán y Puebla”, además de lluvias más leves por otras partes del país como el Valle de México, fuerte oleaje en Guerrero, Oaxaca y Chiapas y “la posible formación de trombas marinas en las costas de dichas entidades”.

Guerrero temía especialmente al huracán después de Otis, que hace un año arrasó Acapulco, el motor económico del Estado, y lo sumió en una lenta y dificultosa reconstrucción que todavía no termina. Al igual que John, Otis comenzó como una tormenta tropical y en nueve horas evolucionó a la categoría 5, la más grave. Fue el evento climático que causó mayores pérdidas económicas de 2023, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM): unos 15.000 millones de dólares en daños, además de medio centenar de pérdidas humanas y decenas de desaparecidos que se tragó el mar.

Diluida la potencia de John, sin riesgos ya de que llegue a la magnitud de Otis, México comienza el recuento de daños. Los equipos de rescate se han repartido ya por la costa para alcanzar los municipios incomunicados y seguir contabilizando las posibles pérdidas humanas y económicas. Guerrero, Oaxaca y Chiapas son los tres Estados más pobres del país, regiones predominantemente rurales con un alto grado de informalidad, con muchas viviendas precarias y poco preparadas para eventos climáticos como un huracán: casas autoconstruidas con madera, láminas, plásticos y otros productos reciclados. Comunidades especialmente vulnerables a temporales como este, que puede causar estragos a pesar de perder fuerza. Después del huracán, queda la reconstrucción.

El país

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