Es probable que usted como yo hayamos tenido la dolorosa experiencia de asistir al funeral de un familiar, amigo o conocido. La muerte física es algo inevitable pues al tener vida en algún momento llegará la muerte; eso lo sabemos cierto, algunas veces llega de manera inesperada a través de algún accidente, en otros momentos de manera lenta y dolorosa para ambas partes (quien se va y quienes permanecen en este plano); y en contadas ocasiones por la edad avanzada. No importa la manera en que llegue, deja en quienes convivieron con este ser sentimientos diversos en cuanto a cómo se encontraban ambos en el momento de la defunción. Y es aquí la razón de la frase con que iniciamos este artículo: "cada ser decide cómo vivir y también como morir".
Escuchamos de repente cuando alguien fallece: "era muy buen@","porque se tenía que ir ahora", "nos faltó tiempo para cerrar algunas cosas"... También vemos que de repente y de la "nada" comienzan a llegar arreglos florales (a veces muchos más que el número de personas que asisten al sepelio), también en algunos casos la casa del difunto se comienza a llenar de personas que muchas veces ni se reconocen entre ellas pero que dicen son familiares que apreciaban mucho a quien falleció y un sin fin de situaciones en este penoso momento (pena refleja dolor).
Bien el tema abarca diferentes momentos y los iremos contemplando en otras publicaciones, por esta ocasión solo deseo transmitir la siguiente sugerencia: “Vivamos cada momento de nuestra vida con amor y satisfacción aun cuando parezca que la vida o personas con quienes convivimos parezcan injustas con nosotros”. Aprendamos a ser asertivos en la toma de decisiones, responsables de nuestras acciones realizadas y/u omitidas.
Casi siempre se habla de quienes se quedan y se culpan (o los culpan) por no haber "cerrado" situaciones inoportunas, pero quien se va también pudo contribuir a que cerraran estos ciclos, entonces pensemos en que un día nos iremos y que hoy mismo podemos comenzar a "cerrar" los malos momentos que podamos tener con alguien para que si nos vamos no dejemos sentimientos de culpa en quienes decimos amar o preocuparnos por ellos y si nos quedamos no carguemos con culpas injustificadas que pueden ser subsanadas a tiempo; no caigamos en errores que seguramente hemos escuchado en otras personas que con falso orgullo publican a los cuatro vientos: "pero cuando yo muera veras cuanto vas a sufrir y te lamentarás" o cosas como esas que predisponen chantaje y manipulación.
Si de algún ser querido a muerto no pudiste ponerte en orden con él o ella; recuerda que también fue human@ y como tal tuvo aciertos y errores, acepta las circunstancias y acéptate como tal, la mejor forma de cerrar ese momento es no permitirte tener los mismos errores con quienes ahora convives; demuéstrate que aprendiste esa lección de la vida y permítete ser feliz contigo y con quienes tienes cerca.
Hay quienes dicen que hay que dar cosas o flores en vida porque después ya no las ven; tal vez sea cierto y es asertivo: "en vida". Pero si te nace de corazón y no es producto del resentimiento, egos, falsa humildad o sentimientos de culpa; ¡hazlo! Es tu deseo y derecho humano visitar el lugar que representa el reposo del ser querido: hazlo y permite que ese ser "viva" cada vez que invocas un buen recuerdo de él o ella. Respeto criterios, culturas y religiones; pero si existiera vida en otro plano dimensional, pregúntate como deseas ser recordad@ y comienza a trabajar en ello hoy mismo.
El mejor regalo y muestra de la existencia de un ser superior es la vida; honrémosla viviendo cada instante en paz con nosotros mismos y nuestro entorno. La mejor música para tus oídos: tu nombre" El mejor propósito para este día: ¡Ser feliz! ¡Hasta la próxima!